Una historia personal que refleja la transformación de toda una industria: del aislamiento rural a la innovación urbana.
De los sistemas aislados a la revolución del almacenamiento
Mi historia personal y profesional está estrechamente ligada a la evolución de la energía solar en el país. Crecer en una empresa familiar que lleva más de 35 años en el sector me dio la oportunidad única de ver, desde adentro, cómo ha cambiado esta industria: desde los sistemas aislados en comunidades remotas hasta los actuales sistemas de interconexión y la nueva frontera de almacenamiento energético aplicado a soluciones residenciales y comerciales.
Esta trayectoria, más que una herencia, ha sido una escuela viva. He sido testigo de cómo la tecnología, las regulaciones y la percepción social han transformado profundamente el sector solar. Hoy, más que nunca, se abre una oportunidad inédita para quienes hemos acumulado experiencia en las condiciones más exigentes del mercado: llevar todo este conocimiento a una nueva etapa, en donde el almacenamiento se convierte en el eje estratégico del futuro energético.

Los primeros pasos: energía para los que no tenían acceso
Cuando nuestra empresa comenzó a finales de los años 80, la energía solar era una solución de nicho, reservada casi exclusivamente para zonas rurales y aisladas. No había red eléctrica que llegara a muchos lugares del país, y el acceso a la energía era una cuestión de supervivencia y dignidad. Los sistemas fotovoltaicos —rudimentarios comparados con los actuales— eran diseñados casi artesanalmente para cubrir necesidades básicas: iluminación, comunicación por radio o extracción de agua en pozos rurales.
Instalábamos sistemas en condiciones extremas: lugares de difícil acceso, comunidades remotas, escuelas rurales y centros de salud. Ahí entendí lo que realmente significa “fiabilidad” y “resiliencia”. Aprendimos a diseñar sistemas robustos que pudieran operar durante años sin intervención técnica, porque muchas veces era imposible volver por meses o incluso años.
Cada instalación era un desafío técnico y humano. Había que entender el contexto social, adaptar la tecnología a los usos reales, capacitar a los usuarios y asegurar que el sistema funcionara incluso en manos inexpertas. Esto forjó una cultura empresarial basada en la solución de problemas reales, no teóricos.
La interconexión: el gran salto
Con el cambio de siglo y la apertura de los marcos regulatorios, la energía solar comenzó a dejar su lugar de “solución de emergencia” para convertirse en una alternativa económica y viable frente a la red eléctrica convencional. El concepto de sistemas interconectados abrió una nueva etapa en la que la energía solar pasó a competir en el mercado urbano, comercial e industrial.
Este cambio fue tan tecnológico como cultural. Tuvimos que adaptar nuestra visión y nuestras capacidades para responder a clientes que ya no pedían simplemente “luz”, sino eficiencia energética, ahorro económico y retorno de inversión. Las instalaciones pasaron de unos pocos cientos de watts, a decenas o cientos de kilowatts. Cambiaron los proveedores, los estándares de calidad y los modelos de negocio.
Lo que no cambió fue nuestro enfoque: cada proyecto debe funcionar con la máxima eficiencia y mínimo mantenimiento. Esta visión, que habíamos aprendido en condiciones extremas, nos permitió destacarnos en el nuevo escenario.

El almacenamiento: la clave del futuro inmediato
Hoy estamos viviendo otra transformación profunda.El almacenamiento energético—con baterías de litio, sistemas híbridos y gestión inteligente de la demanda— ya no es sólo una necesidad en sitios aislados. Se ha convertido en un elemento estratégico para aplicaciones urbanas, comerciales y hasta industriales. Y es allí donde las empresas con experiencia previa en sistemas aislados tenemos una ventaja competitiva enorme.
Durante décadas, entendimos que una batería no es simplemente un “accesorio” del sistema solar, es el corazón que permite autonomía, estabilidad y continuidad. Aprendimos a dimensionarlas, protegerlas, mantenerlas y —sobre todo— integrarlas en sistemas complejos. Esa experiencia técnica, sumada a años de aprendizaje práctico, es hoy un diferencial frente a nuevos actores del sector que se acercan al almacenamiento como una moda o una extensión del negocio solar tradicional.
La diferencia está en la profundidad del conocimiento. Sabemos qué puede fallar, cómo se comportan las baterías con el tiempo, qué significa de verdad un sistema “inteligente” y cómo traducir eso en valor para el cliente final.
Lo que viene: flexibilidad, integración y especialización
El sector solar ya no gira únicamente en torno a paneles y kilowatts. Las tendencias apuntan hacia la gestión integral de la energía: generación, almacenamiento, autoconsumo, movilidad eléctrica, eficiencia y monitoreo en tiempo real. Las empresas que quieran destacar deben ampliar su visión y apostar por la integración tecnológica y la especialización técnica.
En nuestro caso, hemos enfocado nuestra estrategia en convertirnos en expertos en almacenamiento energético residencial y comercial.Queremos ser ese socio que no sólo instala, sino que acompaña, optimiza y garantiza que el sistema funcione al máximo durante toda su vida útil. Eso implica capacitación constante, alianzas con fabricantes, desarrollo de software y, sobre todo, una escucha activa del cliente.
Porque si algo aprendimos en estos 35 años es que la tecnología sin contexto no sirve de nada. Hay que entender para qué quiere energía cada cliente, cómo la usa, cuánto está dispuesto a invertir y qué espera del sistema. Solamente así podemos diseñar soluciones que realmente impacten en su vida o su negocio.
Del legado al liderazgo
Crecer en una empresa familiar dedicada a la energía solar fue, sin saberlo, mi mejor escuela. Me permitió ver la evolución del sector, desde sus bases más rudimentarias, hasta su integración en las grandes decisiones energéticas del presente. Hoy, con el auge del almacenamiento, siento que estamos ante una nueva frontera, una donde podemos aportar todo lo aprendido para diseñar soluciones más eficientes, humanas e inteligentes.
No se trata sólo de tecnología. Se trata de visión, experiencia y compromiso. Y en eso, los que venimos del mundo de los sistemas aislados, tenemos mucho que compartir.
Por Lic. Marisol Orozco, Jefe de Operaciones en Plantas Solares.Embajadora de Victron Energy y FSP de Fronius Solar.
