Latitud 7 | Energía, política y juventud desde Latinoamérica

Jul 23, 2025 | Energías renovables, Noticias, Tecnología

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La década decisiva: Juventud y energía en el punto de no retorno

Nos dijeron que éramos el futuro, pero el futuro llegó. Y lo hizo con sequías más largas, facturas más altas y una deuda climática que no generamos. En esta década crítica, la energía no es sólo un tema técnico: es una cuestión de justicia, de poder y de supervivencia. Y ahí, la juventud latinoamericana tiene algo que decir.

La transición energética ya no es una opción, es un imperativo. A nivel global, el mundo necesitatriplicar la inversión en energías renovables para cumplir las metas del Acuerdo de París (IEA, 2025). En América Latina, una región con abundancia solar, eólica e hidroeléctrica, la paradoja es dolorosa: mientras tenemos el potencial, seguimos dependiendo de combustibles fósiles, megaproyectos contaminantes y modelos extractivistas que no distribuyen sus beneficios.

En 2024, la demanda global de energía creció un 2.2%, superando el promedio de la última década, impulsado principalmente por la electricidad, cuyo consumo aumentó un 4.3% (IEA, 2025, p. 5). Esta explosión eléctrica respondió a un mundo más cálido, más digital y más electrificado, en donde el enfriamiento, la industria, el transporte eléctrico y los centros de datos exigieron más que nunca.

Casi toda esta nueva demanda de electricidad fue cubierta por fuentes de bajas emisiones, con la energía solar fotovoltaica creciendo a niveles récord: se agregaron cerca de700 GW de capacidad renovable, el 80% de ella solar (IEA, 2025, p. 6). Y, aun así, las emisiones por combustibles fósiles aumentaron ligeramente un 0.8%, alcanzando un nuevo récord de37.6 gigatoneladas de CO₂ (IEA, 2025, p. 7).

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En este escenario, las juventudes emergen no como víctimas, sino como protagonistas posibles. Somos quienes viviremos mañana con las decisiones energéticas tomadas hoy; y también los que —desde consultorías, barrios, universidades o plataformas digitales— estamos empezando a moldear una narrativa distinta: una en la cual el acceso a la energía no sea un privilegio, sino un derecho; en donde la innovación no se mide en megavatios, sino en impacto social.

Desde Youth4Energy hasta las asambleas climáticas locales, desde los debates en COP hasta las capacitaciones con comunidades rurales, la juventud se ha organizado para incidir, monitorear y proponer. No por caridad intergeneracional, sino por competencia política, técnica y ética. Conectamos datos con el territorio, tecnología con justicia y voces con decisiones. Pero seguimos enfrentando barreras estructurales: poca representación en espacios de decisión, falta de financiamiento y, sobre todo, la subestimación de nuestras capacidades.

La transición energética justa —ese concepto cada vez más repetido— debe ir más allá de cambiar el carbón por el sol. Requiere transformar relaciones de poder, abrir procesos de participación, democratizar las cadenas de valor y territorializar las soluciones. ¿Qué sentido tiene un parque eólico si la comunidad que lo alberga sigue sin electricidad estable? ¿De qué sirve la eficiencia energética si no va acompañada de educación y empleo para jóvenes técnicos?

Latinoamérica vive una tensión constante: por un lado, somos atractivos para la inversión internacional por nuestro potencial renovable. Por el otro, seguimos atrapados en decisiones a corto plazo, donde los intereses fósiles aún dominan las reglas del juego. En medio de eso, necesitamos actores que no teman incomodar, que puedan traducir la ciencia en política, y el discurso en acción. Y ahí, otra vez, la juventud organizada tiene un papel irreemplazable.

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Uno de los actores más relevantes en este reto regional es laOLADE (Organización Latinoamericana de Energía), que ha sido por décadas el punto de encuentro técnico y político de los gobiernos de la región. Por primera vez, en un gesto histórico, la OLADE abrirá las puertas de suSemana de la Energía 2025 a un grupo selecto de juventudes climáticas, reconociendo que no se puede construir una política energética moderna sin la participación activa de quienes van a implementarla y sostenerla en el tiempo. Este avance no sólo es simbólico: es estratégico. La inclusión juvenil en este foro técnico representa un cambio de paradigma en el que la experiencia intergeneracional comienza a traducirse en corresponsabilidad.

Desde esta columna,Latitud 7, propongo crear un espacio de análisis, provocación y propuestas. Porque el Sur también piensa, también diseña, también transforma. Porque ser joven no es sinónimo de inexperiencia, sino de urgencia, de innovación y de una ética más consciente del futuro común.

No basta con decir que la juventud es el futuro. Somos el presente. Y el presente ya duele, pero también vibra, arde y actúa, como un fotón al salir del sol.

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International Energy Agency. (2025).Global Energy Review 2025. https://www.iea.org/reports/global-energy-review-2025